La hidratación es el
remplazo de líquidos que el cuerpo pierde por diferentes funciones corporales
(Ramos, 2007). Bajo circunstancias normales, el cuerpo pierde todos los días
líquidos y éste necesita reponerlos, es por ello que la pérdida de líquidos en circunstancias
normales se recupera en el trascurso del día en los diferentes alimentos
injeridos y en la ingesta normal de bebidas básicas. Sin embargo, la pérdida de
líquidos bajo circunstancias anormales para el organismo como una actividad
extra (deporte) necesita una fuente más
compleja para recuperar los líquidos perdidos, pues los alimentos y bebidas
básicas son insuficientes.
La
intensa actividad física de un deportista provoca cambios en el organismo del
cuerpo, a un nivel electrolítico y de
fluidos, los cuales son consecuencia de la deshidratación. (Ramos, 2007). Para
que el cuerpo se mantenga en óptimas condiciones necesita mantener su equilibrio hidrolítico,
sin embargo, los mecanismos que genera el cuerpo para auto-estabilizarse son
insuficientes en un deportista frecuente y formal. Es por ello que el
deportista acude a la ingesta de bebidas más complejas y especializadas que
puedan satisfacer y complementar su equilibrio hidrolítico.
Existen dos tipos de
bebidas útiles para mantener al deportista preparado en la actividad física,
las rehidratantes y las energéticas. Las dos generan reacciones
diferentes en el cuerpo, a nivel organismo y psicológico.
La gran diferencia entre una bebida rehidratante
y una bebida energética es que las bebidas energéticas
son aquellas sustancias que mejoran el rendimiento a la hora de practicar
deporte (Domínguez, 2010), sobre todo en casos de jugadores de pruebas largas.
Estas bebidas contienen estimulantes que poseen altas concentraciones de
cafeína, guaraná y taurina. Entonces se puede experimentar mucha energía y
control, cuando realmente no los hay. Es
por ello que estas bebidas tienen como punto a favor el impulso
momentáneo, para ofrecernos un impulso
energético, tanto psicológico como físico, cuando más lo necesitamos. En cambio
las bebidas rehidratantes, sí aseguran un buen nivel de hidratación durante y
después de la actividad física, manteniendo al organismo sano y estable, además
aportan vitaminas y minerales que reponen los que el cuerpo pierde durante la
actividad física (Domínguez, 2010). Son recomendables para cualquier persona que
practique algún deporte y también para aquellas que sufren deshidratación
severa por distintos factores. A diferencia de las bebidas energéticas, las rehidratantes
no provocan un impulso energético momentáneo y psicológico artificial, sino
que éstas ayudan directamente al organismo y el organismo es el que genera el
bienestar psicológico natural.
Dada
la gran diferencia de los efectos de las bebidas rehidratantes y
energéticas en los deportistas es bueno
saber en qué momento usar cada una de ellas, ya que estamos conscientes de las
consecuencias que podrían generar la deshidratación, es decir, un desequilibrio
electrolítico en cuanto a salud y rendimiento profesional.
Ramos, D. (2007).Cambios
hidrolíticos con el ejercicio: El porqué de la hidratación. Universidad del rosario facultad de
rehabilitación y desarrollo humano. Documento de investigación
(15).Recuperado desde: http://www.urosario.edu.co/urosario_files /
0b/0b2d4f70-7a88-48a2-9c1c-7212832fd9fd.pdf
Domínguez, A. (2010). Bebidas
y química: La bebida energética (6). Recuperado desde: http://www.encicloespa.es
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