Por mucho tiempo se ha asumido que la respuesta de
un individuo a la sensación de sed le aseguraría un consumo de agua para
mantener la correcta y necesaria hidratación. De hecho, para la mayoría de los
individuos sanos, la sed asegura una hidratación adecuada. Sin embargo, algunos
como individuos enfermos o aquellos con
actividades desganaste, no tiene asegurada la hidratación con el simple hecho
de responder a su necesidad de consumir algún tipo de líquido.
La
hipohidratación reduce el rendimiento de actividades de resistencia de alta
intensidad más de lo que impacta en los ejercicios de fuerza y poder. Kathryn,
Carolyn y Ann mencionan que las influencias de la hidratación tienden a ser
inadvertidas por un atleta recreativo o un entusiasta del buen estado físico
quienes se ejercitan para mantener la salud o mejorar su fuerza. Sin embargo,
aún una pequeña reducción en el rendimiento del ejercicio altera
significativamente el resultado de eventos atléticos, especialmente en
competencias de élite donde pequeñas diferencias determinan las ganancias de
las pérdidas. Pues de una forma
específica, una pérdida crónica de peso corporal del 3% o 4% reduce la fuerza
muscular en aproximadamente un 2% y reduce el poder muscular en un 3%
aproximadamente. Es por ello que el mismo nivel de hipohidratación del 3% y 4%
reduce la resistencia muscular de alta densidad en un aproximado del 10%.De
igual manera, Kathryn, Carolyn y Ann mencionan que existe una relación directa
entre la magnitud de un declive del rendimiento de hipohidratación inducida y
la duración del ejercicio: mientras más duradero sea el evento, mayor será el
impacto aun cuando las condiciones del ambiente, la intensidad del ejercicio,
el nivel de buen estado físico, y el nivel sudor de los individuos. Debido a
que la pérdida de sudor y consumo de líquidos durante la actividad física
varían significativamente, algunos individuos pueden tener una deshidratación
importante, mientras que otros tienen mínima deshidratación mientras desempeñan
alguna tarea.
Por otra
parte, es posible que pueda parecer
razonable y lógico prepararse para la deshidratación bebiendo líquidos en exceso, sim embargo. Kathryn,
Carolyn y Ann mecionan dos razones importantes para que esta práctica no sea
una buena idea. En primer lugar, aluden que el cerebro humano previene al
cuerpo de la sobrehidratación, pues cuando un individuo bebe demasiados
líquidos, el sistema nervioso central y las hormonas de balance de líquidos
causan que el volumen de orina se incremente rápidamente. Por lo que debido a
los mecanismos inherentes del cuerpo, es virtualmente imposible almacenar un
exceso de agua en el mismo En segundo lugar, mencionan que algunos individuos ignoran el consejo de
evitar el beber en exceso o creen que la sobre-hidratación les protege de
alguna enfermedad producida por calor o les ayuda a mantener su rendimiento,
pero tristemente la verdad es exactamente lo opuesto. Ya que si una persona de
constitución promedio bebe 1.9 L o más de agua o de líquido diluido en un
período de pocas horas, es posible que desarrolle una seria enfermedad médica
conocida como intoxicación de agua, también conocida como hiponatremia o bajo
nivel de sodio en sangre. Los resultados de la intoxicación de agua son
consecuencia de una dilución extrema de líquidos corporales.
Cabe señalar que la literatura está repleta de
estudios que demuestran los efectos dañinos de la deshidratación en el
rendimiento físico y de estudios que muestran que consumir líquidos en
cantidades adecuadas puede mantener efectivamente la hidratación y afectar de
manera positiva el rendimiento, ya sea ocupacional, militar o deportivamente.
Referencia
Kolosa, K. Lackey, C. Granjean, A. (2006).
Hidratación y promoción en la salud. ILSI Norteamérica. 1(1). 1,8-11.
Kathryn M. Kolasa, PhD, RD, LDN, es profesora del Departamento de Medicina Familiar y Pediatría, Organismo de la Escuela de Medicina en la Universidad de Carolina del Este, Greenville, Carolina del Norte, e imparte nutrición basada en evidencias a los estudiantes de medicina, residentes, médicos practicantes y profesionales de la salud. Ella ha estudiado las recomendaciones que los profesionales de la salud ofrecen a sus pacientes sobre agua e hidratación. Ella es activista del desarrollo de políticas para asegurar que los niños en edad escolar y trabajadores tengan acceso a las opciones de alimentos y bebidas saludables.
ResponderBorrarCarolyn J. Lackey, PhD, es una profesora y una especialista en alimentos y nutrición. Emérita de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, Raleigh, Carolina del Norte. Su carrera se ha enfocado en traducir la ciencia de los alimentos y nutrición en recomendaciones adecuadas para el consumidor.
Ann C. Grandjean, EdD, FACSM, es la directora ejecutiva del Centro para Nutrición Humana, una organización no lucrativa comprometida con el mejoramiento de la salud humana, el rendimiento y la calidad de vida a través de una mejor nutrición. Como directora ejecutiva del Centro de Nutrición Humana, es responsable de la investigación del centro y las divisiones de servicios a la comunidad. La Dra. Grandjean también es profesora asistente clínica en medicina interna en el Centro Médico de la Universidad de Nebraska, Omaha