Es importante mencionar que en un principio no fue
conveniente incluir grasas en las bebidas de reposición, en cuanto al aumento calórico
que representan y a la disminución del vaciamiento gástrico que conllevan. Sin
embargo, Franco, Manonelles, Manuz y
Villegas aluden que existen dos
argumentos que han justificado distintos estudios sobre la inclusión de ácidos grasos
en las bebidas de reposición.
Por un lado se sabe que los ácidos grasos libres que
aumentan en plasma con la lipolisis inducida por el ejercicio físico de larga
duración, incrementan la fracción de triptófano (TRP) libre en plasma al competir
con su transporte mediado por la albúmina. Posteriormente la investigación se
centró en la fatiga del deportista, ya que se conoce la íntima relación entre
la presencia de triptófano libre, aminoácidos ramificados (AAR) competidores en
el transporte del triptófano a través de la barrera hematoencefálica (BHE) y
ácidos grasos libres competidores del transporte de triptófano en plasma
mediante la albúmina.
En este sentido, ya se han realizado ensayos
clínicos buscando la posible disminución de la sensación de fatiga utilizando ácidos
grasos n-3. Sin embargo, estos ensayos no han sido satisfactorios hasta el
momento, pues Huffman y etc, en 2004
empleando dosis de 4 g de n-3 (cápsulas de 500 mg conteniendo 300 mg de EPA y
200 mg de ácido docosahexaenoico) realizaron un estudio en corredores populares
de ambos sexos, en los cuales no encontrando disminuciones de TRP libre ni menor
percepción del esfuerzo, ni aumento del rendimiento de forma estadísticamente
significativa, aunque sí existía una tendencia a mejorar el rendimiento en los
sujetos que consumieron n-3, dejando los autores la posibilidad de que fuera el
bajo número de sujetos estudiados (5 hombres y 5 mujeres) lo que había restado
potencia estadística al estudio. Estos investigadores dejaron, en sus
conclusiones, la puerta abierta a futuros ensayos realizados con más personas y
también quedó en el aire una cuestión de gran interés por resolver, cuál era la
diferencia de género en los resultados, que sin ser tampoco estadísticamente significativos
presentaba una tendencia muy marcada hacia
las mujeres, que serían más sensibles a la mejoría del rendimiento al tomar ácidos
grasos n-3.
Los últimos estudios, realizados por López y demás
investigadores españoles, demuestran que el DHA (ácido docosahexaenoico),
tomado de forma crónica en dosis bajas (0,5 g) y en forma de lípido
estructurado, puede ser un complemento importante en la reposición de la
homeostasis durante esfuerzos físicos moderados e incluso intensos.
Huffman, D. Altena, T. Mawhinney. T, Thomas, T.(2004). Effect of n-3 fatty acids on free tryptophan and exercise fatigue. Eur J Appl Physiol. 92. 584- 91.
López-Román, J. Luque, A. Martínez, A. Villegas, J.(2008).Modifications in oxidative damage in sportsmen after docosahexaenoic acid (DHA) ingestion. J Int Sports Nut. 9 (3). 145-258.
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